lunes, 29 de junio de 2009

Fecha 6: Empatado, dijo la partera

Pipicucú - Tenedores del Zodíaco

Dicen que hay momentos en el que el fútbol le sonríe al empate. Así, pareciera ser que fue.
La organización brinda a continuación el relato de Ale Raymond y da noticia de la sumatoria de dos puntos para cada equipo en lo que funciona como tabla de posiciones. Salud!

28 de Julio, día de elecciones, cielo encapotado, frío del invierno hasta en la sopa, sensación anímica mundial menos 3 grados. Desde Parque Chacabuco parte un auto hacía ese lugar conocido como provincia de Buenos Aires tripulado por Diego Seoane, Yoni y sus Tenedores del Zodiaco. En el camino podrán pinchar ruedas pero no su buen humor, podrán romper parabrisas pero no su esperanza de ganar gustando y salir de la zona de descenso del torneo pelotudo. Por suerte, nada de esto sucedería y sin perder más tiempo que el que se pierde en atravesar Palermo, Belgrano, Nuñez y finalmente la inhóspita General Paz, acceden a las místicas tierras de Vicente Lopez donde alguna vez Adán Buenosayres supo divisar un Gliptodonte.
En una calle con nombre de genocida y billete se produjo el encuentro, ahí apareció Cristiano, Sol Belilos, Flopi Aliaga, el Negro Santoro y su servidor, Ale Raymond, los integrantes puntuales del equipo sensación Pipí Cucú, dispuestos a enfrentarse a cualquier adversidad y a jugar un rato a la pelota.
Desde el génesis hubo camaradería y desconcierto: en la planilla figuraba la cancha reservada a nombre de Martín, cosa que no coincidía con ninguno de los presentes. Sin embargo, sin esperar, nos apoderamos de la cancha, hicimos un humito, y a mí me convidaron unos tragos de ginebra bols que fueron más daninos que el bidón de branco, diez minutos más tarde un fortísimo tirón en la pierna derecha (obviamente provocado por la bebida adulterada) me mandaba al arco por el resto del partido.
Pero antes de que esto sucediera, los visitantes sacaron de la mitad, la pelota rodó lentamente hacía un pie suave y salió al lateral. Ya estaba dicho, este partido no estaba aprovado por Dios. Sin embargo, los humanos lo jugamos, hubo aciertos y desconciertos, hubo palos, travesaños, goles en contra, humor y en un momento llegó la lluvia. Nadie dijo nada, mientras la pelota rodaba el tesón seguía, gritos desesperados, barridas, la visión se iba acotando, hasta que alguien sugirió: - Che, y si cortamos y nos vamos a tomar una birra...
Entonces, en un comité hecho a pura sonrisa (a mal tiempo buena cara), fumamos la pipa de la paz en el vestuario, y decretamos romperle las bolas a la organización declarando el empate. Después brindamos, fantaseamos con probables partidos y también quedamos en completar el partido cuando Dios, el Diablo, Fidel Castro y nuestras agendas nos lo permitan.
Fue un placer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario